miércoles, 29 de diciembre de 2010

2010: El año en que volvió Malthus

El año 2010 cerrará con sabor agridulce. Por el lado de los precios, la mayoría ha vuelto a los niveles que en aquel entonces algunos llamaban de “burbuja”. Tal vez ocurran dos “burbujas”, pero lo más probable es que los precios de los productos agropecuarios están en una sólida tendencia ascendente, brevemente interrumpida por la crisis financiera ocurrida dos años atrás. “Precios que se dan una vez en la vida” se decía en aquel entonces respecto a varias referencias vinculadas al agro. Demoraron dos años en volver.
El caso de la soja
En el período transcurrido entre el segundo semestre de 2008 y el segundo de 2010, la forma de los precios agropecuarios construyo una casi perfecta U. Un caso sintomático es el de la soja. Cuando cruzó los US$ 500, fue el preámbulo a que comenzara el descenso de todas las materias primas.
Esta semana, la oleaginosa volvió a superar esa referencia, que poco tiempo atrás parecía irrepetible. Los productores tomaron la decisión de sembrar más de un millón de hectáreas con un precio futuro que superaba por poco los US$ 300. Muchos tomaron la decisión de empezar a vender cuando este llegó a US$ 330. Y cuando en la jornada Agro en foco, previo a la siembra se propuso un precio meta de US$ 400 para vender, parecía una exageración.
Como en el 2008, la soja va en expansión y sólo podrá ser frenada por reglamentaciones que impidan la siembra en chacras donde la historia agrícola determine que el regreso de la oleaginosa signifique un riesgo para el suelo.
El caso de la ganadería
Los precios de exportación de la carne vacuna este año, como en 2008, transitaron un camino gradualmente ascendente. Este año empezaron en el eje de US$ 2.500 por tonelada carcasa, y cierran el año por encima de los US$ 4.000. Los precios al productor por ese kilo de carcasa empezaron en US$ 2,30 y terminan el año por encima de los US$ 3. La primera vez que el novillo superó los tres dólares fue precisamente en 2008. A fines de junio de ese año empezó a marcar un récord tras otro hasta llegar a US$ 3,75 en la última semana de agosto, cuando empezó el desbarranque. Estuvo 16 semanas por encima de los tres dólares, pero terminó el año a menos de dos dólares por kilo. Hasta el último dato disponible para este año, en la semana terminada el 18 de diciembre, suma 24 semanas por encima de los tres dólares, y el precio va en ascenso.
La referencia a estas similitudes tiene importancia porque la historia reciente obliga a plantear la pregunta: ¿estarán los precios de las materias primas nuevamente en una situación de burbuja y al borde de un abismo como el que los derrumbó en 2008?
En la ganadería aparece una primera diferencia fundamental: mientras en el final de 2008 la faena no pasaba los 40 mil vacunos, en este diciembre la salida de ganado ha sido muy importante. La faena de este mes cerrará en el segundo mayor nivel de la historia para diciembre. Superará el cuarto de millón de vacunos, mientras que en diciembre de 2008 no llegó a 200 mil.
En un contexto de escasa disponibilidad de ganado, esto significa que en algún momento de 2011 volverá a faltar ganado. Algo que no pasó en el primer semestre de 2009.
Algunos otros aspectos similares de la realidad agropecuaria de ambos años refieren a la persistente expansión de la agricultura y la forestación y la llegada de proyectos gigantescos –para la escala uruguaya al menos- que provocan polémica. Antes UPM, ahora Aratirí.
También se repiten algunas lógicas de aquel entonces. La contrapartida al ascenso de los precios de las materias primas es un dólar débil, una inflación más alta de lo deseable y una pérdida gradual de competitividad.
Pero más importantes que las similitudes son las diferencias.
Un escenario más firme que en 2008
Suele pensarse a la población como un dato estable, o al menos sin variaciones significativas en un plazo tan corto como son dos años. Pero el mundo termina el 2010 con 150 millones de habitantes más que en 2008. La población mundial, que era de 6.700 millones en 2008 cruzará los 7.000 millones a fines de 2011 o comienzos de 2012. La agricultura mundial debe alimentar a 1.000 millones de personas más que en 1999. Llegar a 1.000 millones de humanos llevó desde el comienzo de los tiempos hasta 1804. Los 2.000 millones llegaron en 1927. En solo 12 años se incorporaron 1.000 millones de personas a la demanda de alimentos. Y las hectáreas son siempre las mismas. Más importante todavía que lo anterior es el aumento en el consumo por habitante. En los países de las economías emergentes sigue creciendo el consumo de carnes y aceites. La reconversión también implica que cientos de millones accedan a su primer automóvil.
Y muchos rubros del agro han tenido que ceder espacios a otros. Por lo tanto, en muchos casos, la oferta ha caído dramáticamente.
Es el caso de la carne ovina, que tuvo en 2010 un comportamiento radicalmente diferente al de 2008. Dos años atrás, los precios se movieron al alza, pero no pasaron los US$ 3.500 en la exportación. En cambio, sobrepasan los US$ 5.000 en las últimas cinco semanas de este año. No sólo porque hay más demanda, sino principalmente porque hay mucho menos oferta. La población ovina del mundo, viene en franco descenso. Los precios que recibieron este año los productores son pues mucho mayores para la carne ovina y también para la lana.
Aunque los precios sean similares, la propia situación de los granos es muy diferente: el nivel de reservas mundiales en 2011 será menor al de 2010 para todos los granos principales. El consumo de maíz para etanol es mucho mayor, las importaciones de soja de China son también mucho mayores a las de 2008. Y el clima sigue golpeando en forma muy dura. No sólo se trata de la sequía que está afectando a Argentina y Uruguay. A lo largo de 2010 los desastres han impactado en la oferta de una forma excepcional. La ola de calor y sequía que destruyó al trigo de Rusia y Ucrania, las inundaciones que redujeron la producción de arroz en Asia, el calor que recortó la producción maicera estadounidense, las lluvias que dañaron al trigo en Australia, entre otros fenómenos.
Aún quedan escépticos respecto al cambio climático, pero más vale que quienes están cerca de la producción agropecuaria tomen al cambio en serio y con un concepto central: en materia de clima cambiar es alejarse del equilibrio. Es decir que desde el punto de vista productivo, los cambios generalmente son para peor. Es una de las fuentes. En cualquier caso es un factor de riesgo creciente para las empresas y un recordatorio de que los precios altos de los productos no garantizan el mejor resultado de las empresas.
En materia de diferencias con el 2008, debe resaltarse una mejor relación insumo producto que entonces. El precio de los fertilizantes es actualmente más bajo que dos años atrás.
Pero esto solo debe ser un recordatorio. Los costos seguirán subiendo en 2011 y por lo tanto, también por esta vía, el alto precio de los productos no necesariamente será un sinónimo de buen resultado de las empresas. Mejores ingresos para enfrentar mayores costos y un escenario más inestable.
En el balance, hay varias razones para suponer que no hay ningún derrumbe cercano  para los precios de las materias primas. Pero también enseñó el 2008 que hay que estar atentos a los “cisnes negros” que puedan cruzarse. Si en aquel entonces se cayó Lehman Brothers en EEUU y desencadenó un terrible dominó, nada impide que en Europa ocurra algo parecido en 2011.